Actividades de relajación para nutrir a los más pequeños de casa
Son innumerables los beneficios que la práctica de Yoga brinda a los seres humanos, ya que no solo modifica y mejora nuestras dinámicas diarias; sino que puede convertirse en un estilo de vida, que nos permita entender que no todo está en la rutina cotidiana de occidente. Hay mucho más que eso, y al entenderlo todo puede cambiar. Los niños tienen una ventaja: su permeabilidad al conocimiento. Entonces, ¿por qué no empezar desde chicos algo que les hará tanto bien?
Hay niños que sufren de estrés, es una injusticia que a una edad tan temprana ya los chicos estén sometidos a duras rutinas de estudio y disciplina. La práctica de Yoga para niños es muy beneficiosa en este y muchos otros sentidos, por eso explicaremos una de las tantas actividades que pueden hacerse. Obviamente no podemos comenzar de golpe, es bueno ir poco a poco, y hacer algo a modo introductorio para la relajación y disposición de la mente y del cuerpo.
Lo primero es alcanzar la calma, lograr la concentración en tranquilidad, y abrir la mente para tener disposición a aprender. ¿Qué es lo más básico de los primeros pasos? La respiración. Es conveniente explicarle a los chicos que esto es algo que, a pesar de hacer en automático, muy bien podemos controlar. Al tener ese control, la perspectiva de la persona cambia, y es capaz de darse cuenta de cuándo no está respirando bien.
Es bueno que se practique el Yoga en grupo, para que los niños se pongan en círculo alrededor del instructor. Una vez dispuestos, deben inspirar muy profunda y calmadamente, alzar sus brazos con las palmas hacia arriba y llegar a la altura de la cabeza. Cuando ya han cogido todo el aire, este se suelta muy despacio, se bajan las manos con las palmas hacia abajo hasta llegar a la punta de los pies. Esta dinámica se repite, aconsejablemente, unas tres veces.
Luego de esos tres ejercicios de respiración y estiramiento, se sugiere pedirles a los niños que tomen aire por la nariz, tapen uno de sus orificios y, al momento de tener que botarlo, tapar el orificio contrario. Esta pequeña práctica es muy buena también para dormir, para relajarse en cama, y los chicos pueden aprender ese truco y aplicarlo solos. De tal manera que sepan cómo relajarse o concentrarse siempre que lo necesiten.
Continuando con la práctica en círculo junto a el o la instructora, conviene prender una vela para que ahora se sienten a su alrededor. Luego, se llama individualmente a cada chico para que se acerque a la vela cogiendo y botando aire muy despacio para que esta no se apague. Así, los chicos se habrán relajado, y pueden iniciarse en ciertas posturas fáciles para edades tempranas. En esta oportunidad se aconseja hacer la del árbol.
Al terminar, es aconsejable realizar algún juego a preferencia del instructor, de modo que la finalización sea lo más amena posible y los chicos puedan asociar lo que hicieron con algo tranquilo, pacífico; no con una tarea. En esta sesión habrán aprendido a controlar la respiración siendo conscientes, mejorarán sus capacidades de concentración y comenzarán a imitar las posturas de forma correcta.