El lenguaje a usar con niños y las frases a evitar: ¿cómo decir no sin decir no?

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Es más fácil decir “¡Detente!” o hablar de alguna forma negativa que pensar en una acción positiva para transmitirlo a un niño, sin embargo, ser específico y positivo es la manera perfecta de cambiar las conductas negativas y ayudarlos a entender el qué, el por qué y el cómo de sus acciones. ¿De qué manera podemos mejorar la comunicación con los niños? Con el lenguaje positivo.

Perjuicios del lenguaje negativo en los niños.

El lenguaje negativo es fácil de usar porque es rápido, es lo que nuestros cerebros piensan automáticamente cuando necesitamos transmitir nuestros puntos de vista de inmediato. Piensa detenidamente en tu reacción cuando ves a un niño haciendo algo que no debería. Lo primero que sale es un “Detente” o “No”, pero esto no es lo indicado.

Ahora, piensa en lo que esas palabras le transmiten a un niño pequeño que todavía está aprendiendo lo que está bien y lo que está mal. Si captas la atención de un niño con una palabra o frase rápida como “¡No saltes allí!”, ¿sabe el niño por qué no debería saltar allí? El lenguaje negativo usualmente no le comunica al niño lo que debe hacer en su lugar.

Posiblemente aún más importante es el impacto negativo que este lenguaje puede tener en la confianza del niño, es desalentador. Todo el mundo necesita positividad y aliento para no sentir que son un completo fracaso. Poner el pensamiento positivo en tus palabras toma tiempo y práctica, pero es el camino a seguir si se deseas el bienestar de los niños y niñas

Convertir el lenguaje negativo en lenguaje positivo

Lenguaje negativo: Nada de caramelos ahora mismo.

  • Lenguaje positivo: Esperemos a llegar a casa para que puedas cepillarte luego de comer esos caramelos.

Lenguaje negativo: No ensucies la mesa con tus tareas.

  • Lenguaje positivo: Coloca algo sobre la mesa, como papel periódico, así evitarás que se ensucie con tus tareas.

Lenguaje negativo: No le ordenes tanto a tu hermano pequeño.

  • Lenguaje positivo: Aprecio que estés cuidando a tu hermano, pero por favor ven a mí si crees que se va a lastimar.

Lenguaje negativo: No agarres la comida con las manos sucias.

  • Lenguaje positivo: Por favor, recuerda lavarte las manos antes de comer.

Lenguaje negativo: ¡Deja de interrumpir!

  • Lenguaje positivo: Veo que necesitas decirme algo, así que déjame terminar mi llamada y entonces seré todo oídos.

¿Ves lo diferente que es cada tipo de idioma? ¿A cuál es más probable que tus niños respondan de manera calmada?

Otras formas de decir “No”

Nadie quiere oír “No” todo el tiempo. El lenguaje positivo ayuda a dar a los niños el “Sí” que están buscando desesperadamente, pero de una manera en la que pueda aprender el por qué. Si le dices que no por todo a un niño, todo lo que obtendrás será una lucha de poder constante, y siempre sentirás como si estuvieras perdiendo. Olvidamos que los niños son personas pequeñas que también pasan por altibajos en su día, tienen sentimientos difíciles de entender, y en consecuencia se frustran y exasperan, como también lo hacemos los adultos.

Usando un único escenario como base, en el que el niño desea jugar antes de hacer las tareas, te enseñaré diferentes maneras de decir “No” sin decir “No”, para cambiar la forma en la que les hablamos a los más pequeños:
Situación: El niño dice que quiere jugar, pero aún no ha terminado las tareas. ¿Cómo se puede responder?

Aceptar

“Claro, cariño. Tan pronto como termines tus tareas puedes jugar”.
Esencialmente estás diciendo “No puedes jugar antes de terminar la tarea”, pero el envase es diferente.

Ofrecer una opción

“Jugar ahora hará que estés más cansado a la hora de hacer tus tareas y serán más difíciles de terminar, pero te ofrezco una opción: puedes jugar sólo 20 minutos y luego hacer las tareas y acostarte a dormir, o hacer las tareas primero y luego jugar todo lo que quieras hasta la hora de dormir. Tú decides”.

El niño sentirá que tiene la decisión en sus manos, que puede evaluar sus posibilidades y escoger la que le resulte más conveniente. De esta manera vamos perdiendo la costumbre de imponerle cosas y tu niño o niña se va acostumbrando a que sus decisiones tienen importancia.

Ofrecer una alternativa

“Ayer jugaste bastante eso, ¿qué tal hacer esto otro en su lugar?”

Por supuesto, la alternativa que usted elija debe ser comparable (en la mente del niño) a la opción que usted está negando.

¿Qué haría [otra persona] en tu lugar?

“¿Qué haría el Capitán América primero? ¿Terminaría sus tareas antes o después de jugar?”

Una de las opciones más útiles en la guerra contra el no: escoger a un personaje ficticio, puede ser el favorito del niño o un personaje altamente conocido, y ponerlo en la situación actual. De esta manera, el niño se dará cuenta de la acción y de por qué no debe hacerla.

Si no puedes vencerlos, ¡únete a ellos!

“¡Lo sé! Yo también quiero jugar… Al volver del trabajo siempre deseo que el día tuviese muchas más horas para hacer cosas divertidas. Pero mientras más rápido terminemos esa tarea, más tiempo quedará para jugar”. Puedes ofrecerte a jugar con el niño luego de las tareas.

Entrega la responsabilidad de vigilar

“Ok, bueno, aquí tienes tus juegos/juguetes, pero recuerda que debes terminar la tarea antes de usarlos. Toma, lleva esto contigo y apenas termines, juegas.”

Cuando se otorga un elevado grado de confianza sobre un niño o niña por lo general lo toman con responsabilidad y seriedad. Aprovecha su inocente sentido del honor para que vayan sembrando ese Pepe grillo de la conciencia y sepan cuándo es momento de jugar y cuándo es momento de cumplir deberes.

……..

Con esas técnicas para suplantar el no por otras opciones más positivas comenzarás a ver un cambio en el comportamiento y la actitud de los niños. El pensamiento positivo tiene muchos beneficios que los niños agradecerán tener más adelante, así que no pierdas tiempo y comienza a practicarlo lo antes posible.